ESTABA NARANJO
Estaba Naranjo dormido
dormido de un sólo tirón,
la ventana le hacia de cueva
un trapo de almohada y colchón.
Al llover se metió más adentro,
más adentro de un sólo tirón,
¡del cielo caían tranquilas,
agujitas de claro chifón!
. . .
Está mi Naranjo despierto,
despierto en el trapo y colchón,
con la lengua pasando en el pelo,
con los ojos, en el claro chifón,
Le acaricio con una caricia
su lomo de sol y algodón,
¡mi minino dormido o despierto,
mi Naranjo, león y pimpón!
NO ES VANO
No es vano amarnos todas las noches
¡al despertarnos en la mañana amantes viviendo!,
ir hacia la montaña encumbrada
por un niño, una niña, en su fría cima tiritando
más de ataviados personajes, no es vano esperanzas al aire
¡por una tangible, al menos al menos, en la tierra multiplicando!
. . .
Sí es vano una guerra, media, un tercio,
¡matando y matando!,
un niño, una niña
en fría, visible y escuchada cima gritando,
más de solemnes comparsas esperanzas al aire
y la tierra de una esperanza vacía,
¡vacía
en el celeste Camino de Santiago girando!
SOY LEEDOR
Soy leedor de poesías, de voces, de política
y de necesidades.
De las primeras, herejemente,
leo sus primeros versos...
- si me interesan -¡cómo los vientos, las lluvias, los fríos y las noches que no hieren amapolas ni colibríes!- dejo de hacerlo,
¡hay en mí un temor obsesivo a ser burdo espejo en el que ni siquiera amapolas y colibríes puedan verse!
- si me desinteresan,
leo voces, política y necesidades.
. . .
Recapitulando,
soy leedor de voces, política y necesidades.
NOS CONOCIMOS (a Alejandra Pizarnik)
Nos conocimos
en un lugar que no existió:
Eufrósine,
aquella Tierra de Andrómeda que en días de guardar gustabas.
En un tiempo,
que tampoco existió:
1972,
donde a Eufrósine, ya sin más, migraste.
Nos conocimos entre Freud y Kierkegaard,
entre Sartre y Beauvoir,
escribiendo un poema en las aguas del Sena o del Plata,
que ninguno escribió.
. . .
¡Me apabullaste con tus amistades
y los colores de tus brebajes y grageas!
. . .
Competimos tristezas...
¡hasta el fondo de callejas sin salida!
ME SENTARÉ EN EL EUCALIPTO TORCIDO
Me sentaré en el eucalipto torcido del lago
-hoy seco, gris, exánime, amputado-
y esperaré, con la paciencia de las cosas inanimadas,
hasta que la última estrella habida se haya apagado.
Tiempo más, hasta que el árbol torcido así sea
y torcido, guíe tu llegada como habíamos pactado.
. . .
¡Qué yo muera, recuerda, no haremos caso!
¡Qué tú renazcas, recuerda, no haremos caso!
¡Qué esto no es una cuestión de vida o muerte!
¡Qué esto es, una cuestión infinita de amarnos!
EN LA PIEDRA
Piedra para asirte,
en la piedra me disolví,
de un abismo pendías
y bruto peldaño fui.
¡En la muerte subsististe!,
¡en la muerte subsistí!,
tú, de aquel infierno del paco,
yo -desalado colibrí-,
de un infierno de vida
¡bajo el cielo ser sin ti!
HOY
Hoy,
me seré de nuevo mañana a mañana
o quizás mejor,
¡mañana a mañana más profundo!
...
Más profundo,
no como un pozo hacia adentro donde la hierba sin luz no prospere,
más profundo,
¡cómo el aljibe del patio tras la lluvia hacia el jazmín rebalsando!
ME HE CANSADO
De razonarme las cosas,
esta noche me he cansado...
- por qué el cielo es azul
mas al ir tras él, profundo negro,
- por qué de pelos y colmillos hay buitres
y con pelos y colmillos vuelan,
- por qué las guerras
ni siquiera su fin tienen de bueno,
- por qué la libertad
cruelmente me troza y destroza,
- por qué del ser y parecer
se presume el ser pareciendo,
- por qué mi partida no ha de ser tal
si tú -encadenada por qué- me oras.
- por qué los ojos que miran
no pueden a sí mirarse.
. . .
¡Ah!,
esta noche, Luna,
he de sólo mirarte
y mirar dormirme,
dejando que en el sueño,
las cosas de un usado Billiken
y con tu luz impropia,
¡bien ciego, ciego lea!
UNIVERSO MÍO
Universo mío
que estás en todas partes,
honrados sean tus bienaventurados pueblos,
venga a nosotros y nosotras la más digna conciencia,
hágase tu evolución con nuestra noble presencia
en tierras y aguas, en aires y alturas.
Danos la mano hoy
hacia el supremo Bien Común de todos y todas,
ilumina a mujeres y hombres indiferentes
y a nuestras causas sobre aquellas y aquellos ciertamente malvados,
más no nos dejes cerrar los ojos ante una sola injusticia
y líbranos de todas.
Así
sea.
¡OH! BELLÍSIMA ROSA
¡Oh! bellísima rosa
del pequeño humilde jardín,
tras la noche has abierto
terciopelo y carmín.
Eres gema escarlata
de verde y rosal diadema,
eres agua de mil fuentes,
¡versos de mil poemas!
Nada sabes de ti, ¡nada
de bellezas y gallardeos!
Bien, este mirador ¡de su-
yas gracias y pavoneos!
Eres espejo -sin nacerlo
¡sin mísera voluntad alguna-
de la vana altivez del hombre,
¡de la vana humana fortuna!
¡ÉNTRAME AL ALMA!
¡Éntrame al alma, Emmanuelle!,
¡cuarenta años me han franqueado en vano!
El edredón blanco...
¡aún tiene la risa de tus pechos sin límites y tiranos!
y entre sus plumas, como se detuvo,
"El corazón amarillo" de tu voz y el chileno hermano.
. . .
¡Éntrame al alma, Emmanuelle!
He derribado sus laberintos con jazmines y ansiosas manos
por no volvernos a perder en oscuros mares
ni en uno, siquiera, de aquellos puertos distantes y enmarañados.
. . .
¡Sólo yo
y un edredón blanco!
¡y tus pasos subiendo por mis costillas,
sin límites y tiranos!
CRUZÓ EL ZORRO SOLITARIO
Cruzó el zorro solitario
la llanura de azabaches sitiada,
un último rayo de sol, como
una espada de oro coronaba...
...su vida de soledades,
de monterías y de camadas,
mas, de coronas y de oros
su arcano saber ¡sabía nada!
. . .
Dolía verle desgarrado, dolía verle
perder savia de su herida pata,
dolía como un edredón vacío,
como una rosa deshojando callada.
. . .
La noche, indultándose al paso,
devorando iba vidas desgarradas.
¡Y así fue el cánido un pan!,
¡y así fue la noche mañana!
EL PERFUME DE JAZMINES
El perfume de jazmines y jazmines
-cómo el viejo tanque de agua-,
recién, a diestra
y siniestra ha rebalsado.
...Y las cargas de ladrillo
y los techos arados de chapas
y las canaletas verdes
y el aljibe de la luna aljibera
y las cortinas de plástico achucharradas
y el patio de baldosas y bichos bolitas
y Naranjo despanzurrado
y mi alma de edredón blanco...
de perfumes y perfumes
de jazmines blancos y leche,
recién, a diestra y siniestra
¡de esperanzas se han colmado!
LA INTERPELACIÓN
La interpelación que me hago es si escucho,
no, si escuchamos.
El imperativo que me predico es qué escuche,
no, qué escuchemos.
SI LA VERDAD ME MUEVE
Si la verdad me mueve a escribir erguido
¿tengo acaso verdad mayor...
qué el hambre de una niña?,
¿qué un niño en la guerra?,
¿qué una niña desnuda?,
¿qué un niño llamado Juanito?
. . .
Si la verdad
me mueve.
TE DIBUJAREMOS UN CIELO
Te dibujaremos un cielo pequeña
con cien farolitos chinos del jardín prendidos
para mecerte bajo él hasta no cansarnos
entre cuatro brazos cual amoroso nido.
. . .
Una canción de cuna te cantaremos
que sea a dos voces celestial sonido
y una esperanza en las manitos te dejaremos
de un sendero con nuestros pasos amanecido.
. . .
Sea tu camino, mañana, el que tu camines,
sea el nuestro, hoy, tu timonel florido,
mas sea lo que noblemente te sea
será para nosotros ¡bello argumento de lo vivido!
RELATO
Relato
las manos:
Están surcadas de vasos azules
como cordilleras de una tierra vistas desde el espacio;
su edad, es la de su dueño
o, quizá, su dueño tiene la edad de ellas;
aguzadas penínsulas hacia el océano que es el aire son los dedos
y varias costaneras, las suaves curvas dispuestas por sus nudillos.
Al abrirlas, la realidad queda dividida en ocho triángulos pequeños y diferentes;
al cerrarlas, la realidad desaparece.
. . .
Las suelo ver en el espejo con sus cordilleras azules, sus suaves y numerosas costaneras
y sus penínsulas cerradas.
LA ENREDADERA
ha abierto anoche infinitas hojas.
Entre ellas, el jazmín de leche y su descorchada fragancia,
¡de perfumes ha ido colmando la copa!
y haciendo oro el sol de la mañana al picotear y picotear
¡tostado ha sus glaucas ropas!
Y así, poseídas de oro y jazmín, primavera abanican al visitante
¡tan inquietas y niñas hojas!
. . .
A sus pies, años atrás, un banco placero encallado y un grumete
eran partícipes encendidos de estas pequeñas, pequeñas cosas.
ES LA TRISTEZA
Es la TRISTEZA...
¿un ocaso de otoño disolviéndose entre los rincones del Masallé?, ¿la Luna sola y el Limonero seco?
. . .
¿Aquello de perderte, de perderme, de perdernos por siempre en dos cadáveres separados por maderas y tierra, por sequías o lluvias?
¿es el MIEDO?
. . .
¿Y la IRA?
¿la erupción del volcán al silencio de Aylan en la playa?, ¿el estallido de su lava al tocar el Mediterráneo?
. . .
La ALEGRÍA
¡tu llegada de Primavera y Botticelli por la Yrigoyen de Carhué y septiembre!, ¡sin interrogantes!, ¡sin interrogantes!
DE MÁS
De más está -lo sabes- decirte hasta el ocaso ¡te amo!,
¡de más no está!, dice el corazón.
De más está -lo sabes- serte hasta el alba amada,
¡de más no está!, vuelve el corazón.
. . .
Que por más en amores, ¡nada pecamos!
Que por más en amores, ¡por la vida vamos!
Que por más en amores, ¡por ti voy y vengo!,
dice el corazón y vuelve, ¡por ti voy y vengo!
Y me dieron alas
los flamencos del Epecuén,
y los cóndores
me guiaron hasta Santiago,
y acá estoy,
cubriendo de plumas
la lápida hendida,
atajando los fríos de Santiago.
Luego,
sabiéndote bien,
a pie regresando por mi llanura.
Luego, desde Santiago.
Para haber justos,
debe haber justos y justas, debe haber hombres y mujeres.
Maestra y alumnos hablando sobre su participación en el acto del 9 de julio,
obreros y obreras discutiendo el salario en una fábrica de Rosario,
enfermeras y enfermeros velando al paciente de Covid,
un coro poniendo música a los versos de Borges sobre la Patria,
unos legisladores y legisladoras en Avenida Entre Ríos 51 escribiendo leyes justas,
jóvenes a viva voz leyendo la Constitución Nacional, memorizando su preámbulo.
Para haber justos y justas,
debe haber hombres y mujeres arracimados tras la verdad del racimo
y pequeños y pequeñas
entre abecedarios y juegos.
. . .
Es un justo caminar
por la Patria.
EL TIEMPO
El Tiempo,
aquella pica perpetua corriendo inasible al poniente,
aquel que pasa por las cosas y las va jalando
como el arroyo Pigüé a sus piedras,
aquel que pasa por Nosotros
y nos va imperceptiblemente jalando...
es también ese otro Tiempo 'asible' por el que pasamos
cargados de voluntades,
de sentidos
y de memorias.
BROTAN DE MI SUELO
Brotan de mi suelo
-cada vez menos-
tasadores,
mercaderes de grueso,
empobrecedores,
sofistas,
fraudadores,
cortadores de amapolas,
apropiadores,
fariseos.
. . .
Con una vieja pala,
con dos viejos brazos
sigo extirpándolos
casi de cuajo.
LO MEDIBLE
Lo medible cabía en su mano:
-la lluvia caída, extendiéndola abierta por la ventana;
-la verdad y la mentira del vecino,
sopesándola con la del corazón;
-la Tierra, desde el campanario
o la Torre Blanca o el gigante de la Bella Plaza;
-las luces -de fósforos, faros y estrellas-,
cubriendo sus ojos abiertos con la palma abierta.
Tras cosas pequeñas,
la mano de su pequeña hija le acompañaba.
. . .
El Universo debía ser inmedible
pues no encontraba cómo caberlo en su mano,
igual
que el amor de Irene.
EN LA HORIZONTALIDAD
En la horizontalidad del lecho
jugaban deleitosamente lo suyo,
sabiendo a las olas
"divinas de octubre".
. . .
La muerte dulce,
acechando entre sábanas y espuma,
les alcanzaba en el vórtice
y en mil pedacitos separaba.
HAY ALGUIEN MÁS INMENSO (a la madre)
¿Hay alguien más inmenso en este Universo
que una niña o un niño sobre los hombros de su madre?
SOY YO
Soy yo
y los demás,
mi tarde que acontece
y acontezco,
mi Carhué,
mi Argentina.
Mi infancia
y mi muerte.
FUI JOVEN
Fui joven,
fui eterno e infinito...
resta serme -erguido ante mí-
¡heroicamente nada!
ENTRE EL DOLOR
Entre el dolor que apaga todo sentido de la vida
he comenzado a construir un faro.
SOY VIEJO
Soy viejo,
soy quien, por seguir siendo lo que ya no soy, difícilmente se reconoce serlo;
soy quien se pasea entre espejos
con luces oportunas y antiguos jóvenes rostros,
quien el dolor, ¡por seguir siendo!, sólo es molestia
o diálogo callejero de quién más y quién menos.
. . .
Soy viejo,
soy quien se sorprende de ser así mirado,
quien observa ilusamente los años portados,... 60, 70, 80,... tan de todos y todas, ¡tan de la vida!...
mientras pares en silencio parten
como aquellos troncos blancos del Epecuén
que imperceptiblemente, en cada nueva postal, se ven más pequeños y más pequeños.
. . .
Soy más pequeño y más pequeño
y desde un faro de naipes, bajo los 58 milímetros de ayer, sigo -como lo hice desde mis once-,
¡escribiendo!, ¡pensando!, ¡creyendo!,...
¡siéndome!, ¡deshaciéndome!, ¡arracimándome!
sigo,
¡hasta que mis blancos eucaliptos, rasguñando los últimos días, desaparezcan en algún humilde humildísimo brote!
LE DIJE
Le dije imperceptiblemente mi amor
mientras miraba sin hacerlo su tercer botón desprendido de un Ban-Lon celeste.
Me dijo imperceptiblemente el suyo
mientras el botón desprendido me mostraba sin hacerlo una inmaculada enagua blanca.
LA SOLEDAD
La Soledad,
¡aquel palacio de las mil y una noche de otrora!,
donde entraba y salia a piacere:
¡infinito, eterno, garboso,...!, ¡insolente!
es hoy,
una sofocante celda ciega,
que me cobra
-por no seguir sofocando mis antiguos pulmones-
¡inalcanzable, reglamentaria fianza!
AUNQUE LAS LLUVIAS NO LO SEPAN
Aunque las lluvias no lo sepan
¡amo las lluvias!
Aunque los días grises tampoco
¡amo los días grises y grises!,
¡Y los vientos de cualquier lado,
y las noches, la luna, los inviernos!,
¡aunque los vientos, las noches, la luna y los inviernos
nada de estos, mis amores sepan!
. . .
Amo aún, aquellas escarchas de dos días abrazadas en el bebedero del Tom,
¡formando espejo de un cielo azul que de tanto azul, de azul me hería!
. . .
¡Y las chapas sanas en los techos fríos de los días fríos!
¡y las frazadas calientes en las camas bajo los techos de las sanas chapas!
. . .
Aunque no lo sepan...
¡bastan mis amores tercos!...
¡y aquellas chapas sanas!
¡y aquellas frazadas calientes bajo las chapas sanas!
NARANJO ME TRAE PALOMAS
Naranjo me trae palomas,
y a mis pies, ¡ay! inánimes montoncitos de grises plumas deja.
Me conmuevo
por las palomas inánimes que entierro, por tu amor -o esto que es hacia mí- Naranjo.
Hiendo mi cuerpo
y entre montoncitos de sucias plumas y tu mirada, mi corazón bueno dejo.
. . .
Naranjo,
¡no me traigas palomas del aromo!
Naranjo
¡traed, sí, mi corazón más bueno!